VOLVIENDO A LAS RAICES
Si bien es cierto que la ciencia ha avanzado en una dirección, su rumbo beneficia en muy poco a la salud. La prueba la vemos en que, por muchos adelantos, no ha podido erradicar las enfermedades más comunes, como la malaria, el cáncer del pulmón en fumadores, el hígado graso en bebedores y comedores que se extralimitan, infecciones por hongos y virus. La Industria Farmacéutica no ha tomado el camino de la prevención como parte de la preparación de personal médico o paramédico. Más bien ha tomado el rumbo del negocio de los fármacos, que cada día aparecen más, y no para sanar el padecimiento, sino para “cronitizarlo”. Y señalo a la Industria Farmacéutica, pues ella dicta las políticas de la diferentes Universidades. Tanto en marcar la pauta de lo que se debe enseñar a los alumnos, como bombardear a los profesionales con herramientas de su conveniencia; en cuanto a insistir en herramientas que lo limitan en su encuentro con las diferentes enfermedades. A esto debemos sumarle los altísimos precios de cada fármaco. Dando esto como resultado que los profesionales, por temor a no perder su clientela, se limitan a las órdenes y “beneficios” que las farmacéuticas les brindan. Las universidades se ven invitadas a basarse en libros que van en dirección tal, que al salir de sus estudios y especialidades, no tienen en su haber más que las “herramientas” que les mencionaron durante su formación.
Más en los países de más tiempo
de existir como civilizaciones, el aparecimiento de profesionales que se
inclinan por disciplinas que son más integrativas e inclusivas en su manera de
ver al paciente. Estos médicos hoy por hoy son blanco de burla y persecución
por parte de aquellos gobiernos que se benefician con la medicina Alópata y
oficial. Pues la mayor parte de los países han denominado OFICIAL a la medicina
de químicos y sus diferentes derivados.
Una Medicina más INTEGRATIVA E
INCLUYENTE, es aquella que enfoca al paciente desde su cuerpo físico, sus
emociones y sus pensamientos. Pues han llegado a reconocer el poder que tiene
la mente sobre el cuerpo físico, y la capacidad de las emociones mórbidas de
producir enfermedades para los cuales el Médico OFICIAL no tiene herramientas,
pues su enfoque fue inclinado únicamente a ver los físico, y omitir sus
emociones y sus pensamientos, con el afán de prodigar fármacos que son
únicamente un paliativo cronitizante del padecimiento que aqueja a quien lo
consulta.
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